C uán bienaventurado es el que tú escoges, y acercas a ti, para que more en tus atrios. Seremos saciados con el bien de tu casa, tu santo templo.
¡Cuán dichoso es aquel a quien tú escoges y lo llevas a vivir en tus atrios! Nosotros quedamos plenamente satisfechos con las bondades de tu casa, con las bendiciones de tu santo templo.
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