Y se bebía conforme a la ley, no había obligación, porque el rey así había dado órdenes a todos los oficiales de su casa para que hicieran conforme a los deseos de cada persona.
Pero el mandato era que a nadie se le obligara a beber, porque así lo había mandado el rey a todos los mayordomos de su casa: que se hiciera según la voluntad de cada uno.
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