Y sucedió que cuando el rey oyó las palabras de la mujer, rasgó sus vestidos y como él pasaba por la muralla, la gente miró, y vio que interiormente, llevaba cilicio sobre su cuerpo.
فَلَمّا سَمِعَ المَلِكُ كَلامَ المَرأةِ، شَقَّ ثِيابَهُ! وَإذْ كانَ المَلِكُ يَمْشِي عَلَى سُورِ المَديْنَةِ، كانَ النَّاسُ يَرَوْنَ الخَيشَ الَّذِي يَلْبِسُهُ تَحْتَ ثِيابِهِ حُزْناً.
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