E ntonces los abismos del mar aparecieron, los cimientos del mundo quedaron al descubierto, por la reprensión del Señor, por el soplo del aliento de su nariz.
«تكَلَّمْتَ يا اللهُ بِقوَّةٍ، ومن فمِكَ هبَّتْ ريحٌ قويَّةٌ، فتراجَعَتِ المِياهُ، حَتَّى رأينا قَعْرَ البحرِ، وَأسُسَ الأرْضِ.
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