T he Chaldeans answered before the king, and said, There is not a man upon the earth that can show the king’s matter; furthermore there is no king, prince, nor lord that asked such a thing of any magician or astrologer or Chaldean.
Los hechiceros le respondieron al rey: «No hay nadie en toda la tierra que pueda decir a Su Majestad lo que soñó; además, nunca ningún rey, ni príncipe ni soberano ha preguntado semejante cosa a ningún mago, astrólogo o hechicero.
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