P or tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; y las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.
»Por lo tanto, ten cuidado. Ten mucho cuidado de no olvidar nada de todo lo que tus ojos han visto. Que no se aparten de tu corazón en ningún momento de tu vida. Al contrario, enséñales esto a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.
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