p ero los cuidados de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias que hay en las otras cosas, entrando, ahogan la Palabra, y es hecha sin fruto.
pero las preocupaciones del mundo, el engaño de las riquezas, y los deseos de las restantes cosas, entran y ahogan la palabra, y se vuelve infructuosa.
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