P orque la palabra del rey daba prisa, y había procurado que se encendiera mucho, la llama del fuego mató a aquellos hombres que habían alzado a Sadrac, Mesac, y Abed-nego.
Poiché l’ordine del re era perentorio e la fornace era arroventata, il calore uccise gli uomini che avevano gettato Sadrac, Mesac e Abed-Nego nel fuoco.
Continue reading Report error