B ut the magicians of Egypt did the same by their enchantments and secret arts; and Pharaoh’s heart was made hard and obstinate, and he did not listen to Moses and Aaron, just as the Lord had said.
pero como los hechiceros de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos, el corazón del faraón se endureció y, tal y como el Señor lo había dicho, no les hizo caso.
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