r econhecia-o como o mesmo que estivera sentado a pedir esmola ã Porta Formosa do templo; e todos ficaram cheios de pasmo e assombro, pelo que lhe acontecera.
Y le conocían, que él era el que se sentaba a pedir la limosna a la puerta del Templo, la Hermosa; y fueron llenos de asombro y de espanto por lo que le había acontecido.
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