J á desde Dã se ouve o resfolegar dos seus cavalos; a terra toda estremece ã voz dos rinchos dos seus ginetes; porque vêm e devoram a terra e quanto nela há, a cidade e os que nela habitam.
Desde Dan se oye cómo resoplan los caballos. Tiembla la tierra al escucharse los relinchos de los corceles. Llegaron y acabaron con la tierra y su abundancia, con la ciudad y sus habitantes.
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