H abía entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: —Ananías. Él respondió: —Heme aquí, Señor.
Había en Damasco cierto discípulo llamado Ananías; y el Señor le dijo en una visión: “Ananías.” “Aquí estoy, Señor,” contestó él.
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